Eran las 12:30 pm cuando en el hospital de las Americas de Medellín se escuchaba el llanto de una niña cuyo nombre su madre decidió rimar con valor, si soy yo, Valeria Ortega, aquella niña que sigue plasmando con un lapiza, tableta o lo que sea que encuentra, aquellos pensamientos que quiere liberar. Con 19 años le siguen gustando las tardes lluviosas y el helado de tiramisu, estudiante de Comunicación gráfica publicitaria en la universidad de Medellín llena de ojeras con buenas historias de por medio.

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