Texto por: Aura Maria Gallego
Hace unos meses fui víctima de la inquisición moderna, ese fatídico día en el que con antorchas en forma de hipócritas likes, gritos en forma de ridículos comentarios y miles de insultos en el inbox me sentenciaron por escribir acerca de “las gordas”.
Yo me pregunto, ¿fue que vieron mucha telenovela venezolana o qué? Están traumados con esa “gorda bella” que se volvió flaca haciendo natación y se dejaron meter el cuento de que la gordura física es inaceptable y bullyineable, pero que la flacura aunque este acompañada de la estupidez son aceptables y hasta envidiables. Cuando estaban a punto de lanzarme a la hoguera encegecidos por el humo de una falsa indignación, me di cuenta de que tenemos percepciones y conceptos diferentes; Acá nos vamos a sacar esa percepción de “gorda” y nos vamos a meter en la cabeza lo que todos conocemos pero nadie ha definido, yo las llamo simplemente “gardas” (aplique una fuerte acentuación en las “a’s”)
Para empezar, lo de garda no es algo físico, es mental, se nace con eso y créanme no lo pueden cambiar porque es una cuestión de actitud. A mi me importan un bicho tus kilos de más o tus kilos de menos, cuando hablo de garda, hablo de esa forma de ser tan maleable y desechable, de esa personalidad insípida a pan tajado, de esos cachetes rellenos de lo dulce del chisme y lo amargo del engaño, de esos poros hinchados con la grasa de la envidia y de esos dedos que se “engardan” de mentiras por teclear falacias, porque si algo define bien a las gardas es que fusilan personalidades, son copia de la copia e intentan ser lo que no son.
La garda es esa persona empalagosa y generalmente estúpida que no sabe de nada pero quiere que pensemos que sabe de todo. Es triste, porque quiere ser la amiga de todo el mundo con un falso intelecto que se le atribuye a su quizás único y verdadero amigo: Google. Y es que no puede esperar a que le recomienden un libro o un artista para googlearlo y automáticamente declararse “fan” copiando y pegando un fragmento entre comillas, hasta se toma el atrevimiento de escribir opiniones personales del mismo, mientras el mundo le grita que no hace falta seguir aparentando inteligencia. En las conversaciones es la tipiquísima que tira datos como “yo me leí un libro de…de…de…¿…? se me olvidó el nombre, pero es buenísimo”, divaga y divaga sobre los temas que claramente se le dificultan entender pero no puede callarse, ella es la placenta de la manipulación. Sin entrar en lujo de detalles, la garda se cree la más extranjera porque supuestamente “tiene raíces europeas” (y a duras penas a puesto el dedito gordo del pie en agua salada), tiene un complejo eterno de Amelié, por lo cuál está pagando clasesitas de francés en un instituto, pero ni el “bonjour” le quita lo mugre y menos lo garda. Para rematar la garda es de vista 20/20 pero aún así utiliza gafas y bien llamativas, para intensificar su imaginaria inteligencia, lo que a mi me parece una falta de respeto con los verdaderos miopes astigmáticos del mundo.

Lo que a mi me trastorna, es que la garda siendo como es, con lo obvio de su vaguedad intelectual, con las mentiras googleables y con lo empalagoso de su ser, siguen hinchándonos las venas. La garda ve algo bueno y lo absorbe, incluye ropa, estilos, trabajos, carreras, historias ¿No se las han encontrado contando una historia que es de ustedes? ¿No se las han encontrado contando sus chistes, usando sus expresiones corporales y verbales? ¿No se las han encontrado usando su pseudo intelectualidad para coquetear con sus amigos y hasta con sus novios? ¿No se las han encontrado hablando torpemente de fútbol solo para caer bien?
Me atrevo a decir que no todo es culpa de sus pobres y mórbidos cerebros, claramente las gardas no recibieron suficiente atención en algún momento de sus vidas y optan por “engardarse” de todo lo que ven, no encuentran otra forma de pertenecer al mundo y terminamos siendo nosotros los creadores del poco sentir de estos personajes, aún así no me dejan de producir náusea.
Entonces, si usted es de esas que se acuesta feliz porque le coqueteó al novio de su amiga, ya se compró esa falda que a ella le queda di- vi-na pero que usted seguramente no tanto, que además se compró el mismo tinte y que en este momento está sosteniendo un libro de Coelho (o alguno de esos libros que la hacen cada vez mas pseudointelectual) mientras hace la fila en la notaria para cambiarse el nombre por uno “más cool”, déjeme decirle que usted es una garda, en resumen una insípida, chismosa, desechable, envidiosa y mentirosa, enfrentarse a la realidad y aceptar la ignorancia no es tan grave ¡Ey! es que si no puedes ser tu misma al menos mantente callada.
Llame a su psicólogo de confianza o su amiga de desconfianza.